Lo más peligroso del amor...
no es el amor en sí.
Lo más peligroso no es
esa estúpida mueca de felicidad,
que se mantiene durante horas
al recordar el rostro de esa mujer,
gesto por el que algún castrado
(de esos sujetos mal-encarados)
puede creer que te ríes de él.
Lo más peligroso no es
la creciente probabilidad de ser atropellado,
al dejar tu cuerpo pasar la acera
sin el menor cuidado,
mientras que paralelamente
visitas con la mente el recuerdo
por la simple satisfacción
de poseerla otro momento.
¡Es más!
Lo más peligroso no es siquiera
el quedar reducido a una mermelada humana,
al ser destruido y reconstruido
día y noche, noche y día,
por su boca, por su sexo,
por sus manos divinas.
¡Lo más peligroso del amor son sus síntomas!
Pues es una realidad incuestionable
que estos pueden disimular a la perfección
una severa gastritis.
¿Cuantas personas habrán muerto de problemas digestivos,
creyendo ingenuamente que estaban siendo asesinados
por la flecha y el arco de Cupido?
Radha Soami Sánchez Sánchez.
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