viernes, 19 de octubre de 2018

Herida sobre herida (tuyas y mías).


Título: Herida sobre herida (tuyas y mías).
Autor: Radha Sánchez.



La Ciudad de México, también puede recorrerse como heridas (tuyas y mías).

Unas ruinas, una iglesia,
y edificios donde vive gente sobre gente.
una plaza, hoy vacía, se llena anualmente
para que la vida recuerde a la muerte.
La plaza está adornada con mudos testigos,
prehispánicos y coloniales, habitados o vacíos,
que guardan silencio, solo observan…
callan… indiferentes… indolentes…
(como si fueran de concreto, y lo son,
por eso los perdono, pero a ti no)

Aquellos edificios, como mudos testigos, al día siguiente callaron,
la muerte los corrompió por dentro, llegó hasta sus cimientos.
Quisieron gritar y no lo hicieron, quisieron llorar y no pudieron
quisieron marchar… se quedaron quietos.
Cuando pudieron moverse, solo trajeron desgracia
y nos colmaron de muerte.
En Tlatelolco la casa se convirtió en escombro,
por el terror y vergüenza de ser la viva imagen del 68.

La Ciudad de México, también se recorre como heridas (tuyas y mías).

¿Ves ese lugar?  Ahí vivieron amigos, hermanos,
fueron desplazados por la violencia de la pobreza o del narco,
¿Ves ese espacio vacío? Solía existir un edificio,
una casa, unos cuartos, la gente entraba sonriendo,
¿Ves el monumento? No lo erigió ningún gobierno,
evoca un crimen, de hecho 43, ¿o 65?, ¿o 49? o no sé cuántos miles.

¡La Ciudad de México también se recorre como heridas!
Como lo hizo con tu cuerpo la impúdica lente del reportero.
¿Te acuerdas? Aquel día que te encontraron desnuda, sangrante, sin vida.
¿Lo recuerdas? ¡¿Cómo no recordarlo?! ¡Si todos te vimos en el piso!
¿o fue en el baño? ¿o en la calle? ¿o en la acera? ¿junto a un árbol?

¡En tantas partes se repite tu escena!
¡No tuviste la dicha de una muerte única!
¡Eres estadística de la tortura! ¡De la irracionalidad!
¡De la barbarie! ¡De la locura!
Y algún imbécil se regocija porque según sus cifras,
no fuiste quinientas, sino trescientas.

La ciudad tiene que ser caminada, recorrida, mirada, sentida, llorada.
Para decir lo que otros han callado,
hay que ejercitar la memoria y volver sobre sus pasos.

“tres culturas” Le dicen a esa plaza.
“tres culturas” Ninguneando.
“tres culturas” Como si fuera un lugar.
“tres culturas” Una fecha en el calendario
“tres culturas” Como el que dice: “Deme tres tacos”

Pero ¡Tres Culturas!
¡No es fecha, ni lugar, ni espacio para sus ritos protocolarios!
Nosotros tenemos memoria y podemos pronunciar bien alto:
Mil-novecientos-sesenta-y-ocho.

y vemos la bengala cayendo y el puño en alto
que grita consignas contra el Estado
y el puño blanco… y el puño blanco…
que se hunde en la noche ¡maldita noche!
noche de Tlatelolco, noche de Iguala

¡Noche! ¡Espacio donde se aprovechan
los cobardes y ladrones!
y se hunden en la oscuridad
como se hundió el dedo en el gatillo
y sus balas que se hunden en la carne
y la carne que se hunde en el suelo…
y el suelo que se vuelve tierra,
y la tierra que digiere su “siembra”
y sin contar el secreto los hace semillas

y hunde sus huellas
para marcar el camino en el que vamos
y ¡Aquí estamos!

En esta Ciudad que es una herida
en la que vive
gente
sobre
gente
herida
sobre
herida.

Herida sobre herida (tuyas y mías).

Título: Herida sobre herida (tuyas y mías). Autor: Radha Sánchez. La Ciudad de México, también puede recorrerse como heridas...